Andorra mon amour parte 2

Andorra mon amour parte 2 by Alf

Como estamos encerrados, se nos ha ocurrido escribir alguna de nuestras anécdotas en ese mini país tan bonito y que antaño era la meca del motero (y que a mi juicio lo sigue siendo, pero por otros motivos). Y ahora me toca a mi.

Espero que las disfrutéis y que se os dibuje una sonrisa. Desde luego, revisando fotos para incluir en mi artículo, he recordado grandes momentos viajando en moto y estoy deseando repetirlo.

Para todos los que hemos llevado motos en los 80 y 90 hay un lugar mítico de destino de nuestros viajes que todos hemos pasado por él: El Principado de Andorra. He estado infinidad de veces allí. Reconozco que me encanta. Soy de Madrid y en su día nos hacíamos un Madrid-Andorra para cambiar ruedas, saliendo el sábado por la mañana temprano, llegando por la tarde noche, aguantando el atasco de entrada desde la Seu de Urgell, para volver a todo trapo el domingo a Madrid a medias de cárcel.

Y otra vez casi sin ruedas, jejeje.

Desde que me vine a vivir a Tenerife he estado (contadas) 8 veces, que no está nada mal teniendo en cuenta que para solo llegar a la Península con la moto necesito 2 días y otros 2 o 3 para volver a casa. Andorra pilla de paso de ruta para Europa. Bueno, de paso como cuando salgo de Madrid para coger el ferry en Cádiz o Huelva y me hago la ruta pasando por Ávila: relativo, claro.

Así que tengo muchos recuerdos de ese lugar tan bonito, entre montañas impresionantes y con vistas espectaculares. Será por los recuerdos por lo que me gusta tanto, porque a mi me va el calorcito, el sol y la playa, fui lagarto o cactus en mi vida anterior, fijo.

Julio año 91

Tiempos de velocidad y riesgo

Mi primera vez en Andorra, mi despertar como motero. Planificamos un viaje a Barcelona a la casa de Kiko ZXR 750 con mi chica en ese momento, Elena CBR 600, John GSXR 750 y Nacho FZ 750. Yo llevaba 4 años con mi FJ 1100 comprada en Reino Unido, con unos 120.000 km a cuestas.

Sí, nos hicimos la Rabasada y fuimos por la costa hasta Salou, en una carretera que hoy día me han contado que está como la Cruz Verde en Madrid: lleno de coches, policía, prohibido adelantar… paraíso motero de mi juventud transformado en un infierno. Pero éso es otra historia.

Salimos a Andorra un día por la mañana desde Barcelona sin grandes aspavientos: ruta normal hasta la Seu. Y atascazo para entrar, mogollón de coches: terrible. Como siempre en aquella época.

Nos habían dicho que las tiendas de motos eran muy baratas. Lo que no esperaba encontrarme es una calle (Avenida de Santa Coloma, sobre todo en su tramo final) repleta de comercios del ramo, mostrando en sus escaparates cosas que hasta entonces solo veía en las revistas americanas. Dentro del terrible atasco de esta avenida, porque era demencial, veías a los moteros en las aceras con el casco en la mano y los ojos saliéndoseles de las órbitas yendo de una tienda a otra en una especie de frenesí demente. No creo que nadie que haya llegado al Paraíso de Allah y haya visto las huríes se emocione tanto al verlas como la gente que veías revoloteando literalmente de tienda en tienda y de escaparate en escaparate.

Esta vez saliendo del túnel desde Francia porque nevaba en la cumbre

Montabas escapes en medio de la calle, ahí, en la acera, al borde del atasco, tenías una enorme variedad de monos de cuero que probarte y elegir, había literalmente DE TODO, que acostumbrados a la escasez española, es que estabas como el burro muerto de hambre entre el saco de cebada o de centeno en el momento de elegir algo.

Compramos un par de monos, guantes y un escape. Y como en aquella era no había maps ni GPS ni nada por el estilo, se nos ocurre la brillante idea de salir por el norte de Andorra, pasar a Francia y en algún momento girar al sur y entrar en España otra vez. Para evitar que nos cazaran más que nada con lo comprado, porque había mucho de “…te para la Guardia Civil y te hacen pagar o te requisan…”

Así que, ¿para qué mirar un mapa y calcular la ruta que íbamos a hacer?. “Palante” y en un rato estamos en Barcelona. Señales de FRANCIA y arreando.

Empieza a llover. Y según vamos subiendo unas montañas que, medio lloviendo y haciéndose de noche, parecía que subíamos el Himalaya, empieza a caer aguanieve. ¡Estupendo!. ¿Monos de agua?, ¿para qué íbamos a llevar si era verano?. ¡Si Andorra está cerquita de Barcelona!. (Aquí se oye un coro de rebuznos de fondo).

Así que subiendo la cima, de noche ya, no se veía ni torta, barrancos negros a los lados… ¡y vacas en la carretera!. En medio. ¡Te miraban con una mala ostia…!. ¡Pero si ahí no hay hierba ni nada, chicas!. Acojonaban pero un rato. Y resulta que la carretera debía ser su WC nocturno, porque ¡por todos los dioses!: la carretera estaba minada.

Así que helados, de noche y mojados, llegamos a la frontera con Francia. Un lugar frío, negro y atascado que años después supe que era Pas de la Cas y es un sitio precioso. Lo que hace el subconsciente en un momento dado. En ese momento era como la entrada al infierno de Dante, solo que con frío. Se hubieran agradecido las calderas de Satanás.

Empezamos a bajar la montaña y lo recuerdo como en medio de un sueño – pesadilla, con cuidado por si había vacas, por sus plastas que resbalan de la leche, todo negro, frío, agua… y así un par de horas rodando en la moto, en lo que me parecieron días enteros. ¡No llegábamos nunca!. Creía que había entrado en una carretera entre bosques sin fin donde estaría condenado a rodar y rodar hasta acabarse la gasolina, nos bajaríamos y nos comerían los hombres lobos que seguro nos vigilaban desde el bosque, o nos patearían las vacas esas enormes con caras de mala ostia.

Deja de llover, la cosa se va poniendo más llana, como 5 horas ya en la moto, nadie teníamos ni flores de dónde estábamos, en los pueblos ni Cristo por las calles. Llegamos a un pueblo francés y encontramos ¡oh, milagro!, un bar abierto.

Completamente ateridos entramos:

– “¿Alguien habla francés?”…”.. sí, yo algo…”- dice Elena CBR

Se acerca la camarera y masculla

-“.¿..Espagna croissant volevus habere estamus creperie ferme la port llegare Espagna?…” (¡y una mierda hablaba francés!).

– “España está ahí a dos manzanas” – contesta la camarera en perfecto español.

¡Uy, que guay!. Tomamos un café caliente y arreando para Barcelona, a la que llegamos a las 7 de la mañana. No, aún no sé por dónde diablos fuimos, porque ni aposta se tarda tanto (¡12 horas!) saliendo por Pas de la Casa a Barcelona. Pero vamos, un Madrid Berlín fijo que es más corto.

INTERREGNO

Desde esa Andorra de 1.991 han pasado muchos años. He visto cómo primero el país entero estaba en obras y cómo han ido poco a poco surgiendo túneles, pasos elevados y circunvalación exterior que han liberado del suplicio del tráfico enormemente.

Hay que tener en cuenta que el país solo tiene unos 20.000 ciudadanos. Que tengas la residencia allí no significa que seas ciudadano. Se consigue creo que con 20 años continuados. Así que esas personas han construido un país con unos mínimos impuestos, porque solo desde hace pocos años, creo que desde 2007, tienen un gobierno democrático y un impuesto sobre las ventas.

A la vez, y con el auge de internet, he visto ir desapareciendo tiendas, arrastradas por el consumo on-line desde el sofá de casa, en vez de marcarse la aventura de ir a Andorra a comprar equipamiento, filosofía que prefiero mil veces. De hecho, por mi parte, siempre compro algo.

Hay gente que prefiere ver chicas monísimas en el PC o en el móvil, más fácil y sin esfuerzo. Por mi parte, me gusta la conversación, notar su olor, ver sus gestos y compartir el roce personal, me gusta el juego del coqueteo y la elección y la sorpresa que ello siempre conlleva, el descubrimiento.

¡Pleno agosto en Andorra y muerto de frío!

Pues igual para la moto: viaja uno tropecientos kilómetros de curvas, una aventura en sí misma. Se llega a ese valle precioso que es Andorra y te pruebas unos guantes, una chaqueta, ese pantalón, aprovechas y te pruebas botas nuevas o ves en vivo la bolsa de depósito que tanto te gustaba pero dudabas. Las cosas hay que tocarlas y probarlas en vivo, no verlas en una pantallita. Estoy anticuado, vale. Pero me da igual.

Dejo en el tintero aquel día de un Cádiz – Lérida por secundarias, con 700 km. seguidos de lluvia que me mojaron hasta los billetes dentro de la cartera, y que no pudimos culminar porque nos decían que había desprendimientos en la carretera de llegada.

No cuento, porque me embraga la tristeza, un viaje con una persona que siempre tuvo miedo a ir en moto y, que, al conocer su enfermedad, perdió el miedo y se marcó un viaje detrás en mi FJ nada más comprarla en 2.003, de 8.000 km. en mes y medio

No cuento un viaje a Andorra vía Pirineos en 2007 donde saliendo de Sangüesa vía Biescas, Aínsa, Boltaña, Sort me planté con mi amigo JC en la Seu, 500 km. por las carreteras más ratoneras de la tierra, estando el pobre JC zombi ya, siendo casi de noche. Paramos a llamar a las novietas (había costes de roaming) y le digo, viendo la cara del pobre JC:

-“ánimo que solo faltan 14 kms”
-“pero, ¿14 de 14 o 14 de cuatrocientos?”
-“no, no, 14 de 14”, le confirmo
-“¡Ay!, que alegría me das” – me suelta casi llorando de felicidad

Dejo para otra ocasión las visitas a la zona, los viajes por la Francia de los cátaros y su vertiente pirenaica teniendo de base Andorra, la belleza impresionante de Carcassonne, o la visita a Beziers que sobrecoge el alma conociendo la historia, por la maldad humana: “Matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”, el legado del Papa mostrando la verdadera cara del cristianismo y ordenando el asesinato indiscriminado de 10.000 hombres, mujeres y niños.

¡Pero qué contentos estamos para tener un escape roto! (Más rebuznos)

No cuento cuando llevé al padrino de mi hijo, Mingo, de viaje por la Peni y llegamos a Andorra con un escape roto y atronando al personal, visitamos el Museo de la Moto, imprescindible, y la amabilidad de la responsable con la que estuvimos charlando toda la tarde. Viaje que le metió el gusanillo a Mingo y ya no piensa en otra cosa desde entonces que en repetirlo. Espero que hagamos ese viaje pospuesto al castillo de Vlad en Rumanía y lo cuente por aquí. 

En Andorra aprendí además a distinguir a un motero de verdad: llegabas y veías a los alemanes, franceses, británicos… con motos que se notaba que se usaban, con sus monos gastados de tantos kilómetros y de la acumulación de la pátina de la carretera. En contraste con los nenes que subían a Andorra (por el túnel, claro, no por la montaña) con sus monos nuevecitos y lustrosos y sus motos brillantes. Desde entonces, cuando estreno un mono me da vergüenza y hasta que no coge “pátina” no estoy cómodo.

Por supuesto, no lo lavo jamás. :DDD

AÑO 2.019

Viajecito a los Pirineos desde Ávila, desde nuestra kedada anual de FJs, con Miguel Angel R1 (fakir el hombre, sí), su hermano Javier con su flamante y preciosa FJ 1100 y Rubén, con la motillo del grupo, Honda CBR 650, moto nuevecita y moderna.

Todos eran novatillos de viaje en moto, que no de rodar con ellas  y bien. Es importante ir en moto con gente que lleva tu ritmo y tu estilo de vida en la ruta: el mío es todo el día encima parando a repostar, alguna tapita, 600-800 km al día y desde las 7 de la tarde ir buscando fonda u hotel. Llegar, revisar la moto, engrasar cadena si toca, ducha, cena con amplia sobremesa y a la cama tempranito que mañana toca otra paliza.

La verdad es que se me apuntaron al decir que me iba de viaje a rodar en solitario después de la kedada FJtera, pero no podría haber deseado mejor compañía. (Bueno, sí, Angeline Joline, pero me da que puedo esperar sentado).

Ni una me he librado de mojarme en Andorra

Ya les avisé que una vez hecho un viaje, en lo único que piensas es en hacer el siguiente. Mingo vive envenenado añorante de rodar de viaje de nuevo. Al igual que ellos ya: viven en desazón esperando el siguiente. De hecho la cagué por sus agonías: 2 días antes de la reclusión de ahora por el virus me saqué el billete del ferry a la Península. Dudo que pueda ir este año.

He visto Andorra ir cambiando, como ya lo he contado: ahora está repleta de vías modernas, hay menos tráfico y, lamentablemente, han desaparecido muchas tiendas de motos de aquella avenida de Santa Coloma, con pequeños negocios de gente amable que me contaban que en invierno se trasformaban en tiendas de equipamiento para esquiar, devorados por internet y las multinacionales del sector de venta de accesorios, a las que no voy a nombrar para no hacer propaganda.

Lo que permanece es la preciosidad de sus paisajes, ahora está mejor para descansar porque hay menos gente y viajar en moto sigue siendo maravilloso.

¿Quién dio la nota del viaje?, ¿las FJs con 30 años?, ¿la R1 con 21?: pues no, ¡justo!, la motillo moderna. Por carreteras perdidas y bacheadas todo eran quejas de lo dura que iba, en un momento dado pinchó y se quedó tirada, la cadena se desintegró llegando a Andorra y hubo que buscar por todos los negocios del país hasta que encontramos una en KTM, super amables todos, en especial el servicio oficial Yamaha de allí que, aunque fuera una Honda, le cambiaron la cadena sobre la marcha, porque era un peligro ir así.

Muy mal Honda Andorra: me respondieron que es normal que la cadena le dure 17.000 km. cuando les pregunté si era habitual esa mala calidad actual, después de lanzarme una mirada de odio por contarle que llevaba 80.000 km. con la mía ¡Vaya cagada!.

Por comparar, he cambiado hace un mes ésa misma que llevaba en el viaje con 100.000 km, una DID ZXVM2 525. No estaba demasiado tensada, pero a la vista de los kilómetros, que tenía algún eslabón un poco durillo y que me tocaba engrasar basculante y bieletas (que es desmontar media moto), pues aproveché y la metí nueva, sin tener que remacharla.

Cómo no, nos diluvió. Parece que me toca siempre que paso por Andorra. Mira que comenté que ya estoy desentrenado en agua, porque cuando llueve en Canarias, que es casi nunca, no sacas la moto básicamente porque se te lleva la riada, así dejé bien establecido antes del viaje que si llovía me paraba. Pues nada, nos pilló en la punta de un monte y había que seguir. Menos mal que la motillo pinchó y nos quedamos en Huesca. Esta vez nos hizo un favor jajaj.

Agua y pinchazo, dúo muchas veces inseparable

De destacar la extrema amabilidad de la Gendarmerie francesa: prácticamente Miguel Angel R1 y yo les cruzamos la moto delante en una rotonda para que nos indicaran un sitio donde comprar un kit antipinchazos. Los gendarmes franceses, hablándonos además en correcto español, nos indicaron muy amablemente dónde encontrar gasolinera, taller, supermercado… además de sugerirnos sitios para pasar la noche, porque ya era tarde y teníamos que iniciar el paso de los Pirineos por la montaña, subiendo al tunel de Biescas desde la vertiente francesa. ¡Igualito que los paramilitares de verde!. 

¡Una aventura!. Los olores, porque en moto no solo vas viendo el paisaje, lo vas oliendo, el rodar con gente a buen ritmo 600-800 km todos los días, la comida (cada 2 por 3 con esta gente que son unos tragaldabas, ¡qué tíos!, yo paro menos. ¡Vaya zampabollos!), las anécdotas, las charlas en la cena antes de ir a dormir porque estás cansado y mañana sigues rodando…Y las motos, perfectas, ni un problema…la motillo sí, pero la culpa es de Rubén por tener una moto nuevecita. A ver si nos compramos una con 20 años al menos para no tener problemas. Pues nada, este año tiene lista una Kawasaki ZX 1100 SX, así que llevaremos una buena asistencia en viaje por si acaso. (Jajajajaja).

Andorra es un buen sitio para ir de viaje recorriendo Pirineos. Los británicos dicen que la N240 y la N 260 son las mejores carreteras de Europa para montar en moto. Te puedes acercar a sitios preciosos como Sos del Rey Católico o llegar desde el sur vía Teruel – Ruta de las Cinco Villas. Búscalas en maps.

¡Ya estás tardando!

7 comentarios on “Andorra mon amour parte 2”

  1. Javi Responder

    Buenas, muy bueno los dos artículos de Andorra, tanto el del Alberticu como el tuyo. Yo, de pequeño estuve viviendo en la capital, Andorra la Vella y la verdad es que tengo buenos recuerdos. En aquella época, principios y mediados de los 80, si que se notaba la diferencia económica entre Andalucía y el pequeño principado. Yo cursé estudios de EGB en las escuelas españolas ( al lado estaban las francesas) y recuerdo que ya dábamos inglés, francés, catalan y montón de actividades extraescolares, y en invierno todos los miércoles íbamos a esquiar gratis. Los adultos se agobiaban un poco porque consideraban que estaban un poco aislados pero yo eso no lo sufría. Vivíamos en el casco antiguo, que eran un barrio principalmente de inmigrantes, con pequeños comercios de todo tipo que, como comprobé la última vez que estuve allí con la vtr 1000 firestorm, han desaparecido dando lugar a bares y restaurantes fashion para guiris y pijos, y que me decepcionó un poco. Yo de pequeño flipaba con la cantidad de entiendas de electrónica que había y babeaba con las numerosas marcas de coches que, ya por aquellos entonces pululaban por allí. Coches que ni en sueños había en Granada. Luego convirtieron el diminuto principado en un paraiso fiscal y las condiciones de los curritos han empeorado bastante. Creo que si curras alli ni siquiera cotizas para la jubilación y tienen politicas demasiado liberales para mi gusto, mirando solo por la gente de pasta. Eso sí, las tiendas de motos son una flipada y la montaña y la maturaleza también. Por cierto, yo hice la nacional esa que comentas, la 260 de puigcerda a Barcelona y es una pasada…y mira que aquí en Granada también tenemos montaña para hartarnos… por cierto, cuando estuve allí, hizo un calor de mil demonios, y luego a la vuelta me llovió en Jaén,¡ qué cosas!

    • Alf Responder

      Hola Javi
      Para ir de paseo está bien, pero a mi la gente también me ha comentado esa sensación de agobio.
      Lo peor es que en invierno abajo en el valle nunca da el sol. Yo muero directamente.
      Las condiciones de trabajo siempre han sido de largas jornadas, despido libre… a cambio, sueldos altos, aunque es verdad que barato no es. Pero es que es un mini-Estado que realmente tiene muy pocos recursos debido a su tamaño
      Saludos

  2. Ivan Hinojo Responder

    Una Meca motard de todos los españoles. Reconozco que que tengo tantos debes en el norte, que me fastidia pensarlo.
    Este verano tenia entre mis planes Pirineo y a la Vuelta Bañeza, Andorra merece parada, aunque no sea la de entonces. A ver que pasa cuando salgamos de esto…

  3. Raul Alba Responder

    Ruta obligada y una de las mejores para mi, la Transpirenaica, ya sea On Road o Off Road. Tanto el pirineo catalán, como el aragonés y el de Navarra hasta llegar a Guipuzcoa una maravilla. Este año quería hacerlo de nuevo para volver a la Wheels & Waves, pero desgraciadamente todos los eventos se han anulado o demorado. Volveré….
    La ilusión nunca se pierde.
    Ráfagas !!!!!

  4. Elrr Responder

    Tal cual acabo de recordar mi viaje a Andorra en el 86 con mi recién estrenada RD 350. Los ojos fuera de las órbitas con todas las japos grandes recién comercializadas (y exotismos tales como Honda CX Turbo o la Kawa Z también turbo). Las tiendas, igual, increibles. Al final un Dainese en Martí Motos (ide babear los armarios acristalados repletos de monos) y un AGV que era como un ladrillo en la cabeza (eso sí, de fibra).
    Salimos por el puerto de Envalira a Francia y volvimos a entrar por Irún.
    La nota triste fue que nos encontramos a un matrimonio de Lugo (paisanos nuestros) que iban a un GP europeo con su FJ 1100. Y muy triste, porque no mucho tiempo después perdieron la vida en un accidente múltiple cuando bajaban a Jerez.

    • TeamMarmota Responder

      Casi te lo censuramos. No mola leer esas cosas, pero es la vida, así que ahí queda
      Y te debió impactar, así que nuestro respeto
      Saludos

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